Durante mediados del verano de 1952, concretamente entre los días 12 y 19 de Julio, la prensa y diversos medios de comunicación se hacían eco de un curioso fenómeno que se había captado sobrevolando el edifico del capitolio de la ciudad de Washington DC.
Según los noticieros más sensacionalistas, se estaban avistando diversos objetos brillantes sobrevolando el emblemático edifico del Capitolio, los cuales podrían tratarse de un flotilla de naves extraterrestres que estaban siendo avistadas por centenares de norteamericanos que caminaban durante esos instantes por la calle.
El revuelo y la expectación que crearon dichas luminarias era tal que todos los que se encontraban ela calle durante aquellas calurosas nubes estivales deseaban ver las luces que venían que otro mundo. El morbo de saber como podrían ser aquellos seres, o si vendrían en son de paz, hacia que todo el mundo saliera a mirar hacia el cielo, tratando de avistar algo, alguna luz o destello que indicase la posición de aquellas misteriosas naves.
Lamentablemente, aunque cientos de personas se echaron a la calle para ser testigos de aquellos históricos fenómenos, no lograban ver nada extraño en el cielo.
Curiosamente la noche del 19 al 20 de Julio a las 23:45 se reportaron desde la torre de control del Aeropuerto Nacional de Washington, la detección de 7 objetos volando en formación a una distancia de 25 kilómetros sobre la vertical suroeste de la ciudad. Según el controlador de vuelo E. Nugent aquellos objetos realizaban unos movimientos demasiados bruscos para ser identificados como aeronaves ordinarias de la época.
Y aunque avanzada la noche, se dio la alarma de que diversos objetos se dirigían hacia la localización geográfica de la Casa Blanca y el Capitolio, alertando inmediatamente a la base Andrews de la Fuerza Aérea, indicando que varios objetos se dirigían a posiciones estratégicas alarmantes.
Desde la base de Andrews reportaban que no detectaban nada fuera de lo normal en sus pantallas de radar, pero que uno de sus pilotos que en ese momento se encontraba en el turno de vigilia, William Brady, informó de la presencia de un objeto brillante y de color anaranjado.
En ese mismo instante, un miembro del equipo de controladores de la Torre de control del Aeropuerto Nacional, alertaba a sus compañeros de la presencia de un objeto discoidal y de color anaranjado que volaba a una altura de 900 metros sobre el nivel del mar.
El piloto S.C. Piernann estaba preparado en la cabecera de pista, a bordo de su DC-4, para tratar de alcanzar e identificar a aquellos objetos voladores no identificados.
Una vez en el aire, informaba a Harry Barnes, oficial del control de vuelo del Aeropuerto Nacional, de la supuesta presencia de seis objetos de color blanco que volaban a baja altura. Cuando se encontraban a una distancia de seguridad con su aeronave, y Piernann trataba de informa de su forma, estos aceleraban bruscamente hasta desaparecer, no solo de la vista del piloto, sino también de la pantalla del radar.
Supuesta imagen del radar, en el momento en que se captaban los ecos de los objetos no identificados. Fuente: www.laexuberanciadehades.wordpress.com |
Lo mas curioso es el momento en que tanto la torre del Aeropuerto Nacional, como la torre de Andrews trataban de observar en sus radares la señal de esos extraños objetos, otros observadores calculaban las posiciones dadas por los mismos y la altitud, y lograron demostrar con excelente precisión de que únicamente se trataban de estrellas que se encontraban bajas en el horizonte, y el "extraño" color anaranjado se debía a que la luz de aquellas estrellas debía atravesar una gruesa capa atmosférica debido a su baja posición visual con respecto a la torre, y la refracción de su luz mostraba aquel intenso color anaranjado, al igual que ocurre con la luz del Sol al amanecer y al atardecer.
El Sol captado en el momento del amanecer. Fuente: www.footage.framepool.com |
Y por supuesto, la foto que recorrió el mundo como una supuesta prueba de que no estamos solos en el Cosmos, era la que se captó con los objetos no identificados, sobrevolando el edificio del Capitolio. Imagen que incitó, como comentábamos más arriba, la histeria de la visita de posibles seres de otro mundo.
Aunque si analizamos detenidamente la imagen del capitolio nos daremos cuenta de un curioso suceso, y es que la luz suele jugar muy malas pasadas cuando nuestra mente está deseosa de ver algo fuera de lo normal, sobretodo si se trata de un suceso que podría cambiar la historia de la humanidad. Aunque realmente el mismo suceso que les pasó a los observadores con la refracción atmosférica y las estrellas, este principio de la física que hace variar la trayectoria de los rayos de luz, hizo ver a los observadores y a la cámara, objetos que se observaban en el cielo, pero que realmente se encontraban más cerca del suelo de lo esperado...
En respuesta a la gran expectación de la prensa y la ansiedad ciudadana, la Fuerza Aérea decidió dar una rueda de prensa el 29 de Julio de 1952, en base a las publicaciones del International News Service y los supuestos avistamientos de OVNIs por parte de las torres de control de Andrews y el Aeropuerto Nacional de Washington.
Sobretodo tras la publicación en prensa de la orden que tenían los pilotos de derribar a aquellos objetos desconocidos que entrañaban un peligro de seguridad nacional.
Nota de prensa donde se ordenaba a pilotos de las fuerzas aéreas que derribasen a aquellos "platillos". Fuente: www.laexuberanciadehades.wordpress.com |
La respuesta final dada por el director del sector de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas, John Samford, y el director de operaciones de las Fuerzas Aereas, Roger Ramey en la sala de prensa del Pentágono fue tajante, los informes dados por la prensa a sus electores fue errónea y exagerada, rayando incluso la falsedad para promover el histerismo y el morbo en la ciudadanía a costa de las comunicaciones de radio entre los aviones y las torres de control.
Uno de los puntos más "calientes" de la rueda de prensa fue cuando se preguntó por la transmisión del bombardero B-25 que realizaba vuelos de rastreo sobre Washington en la madrugada del 27 de Julio, y el artillero de la aeronave alertó a la tripulación de la presencia de un objeto brillante en el horizonte. Trataron de ubicar aquel objeto en el radar, y lo único que podían observar en la pantalla era la posición del buque a vapor Wilson Lines que navegaba con rumbo a Mount vernon, pero no tenían a ningún objeto más destacado en la pantalla, llegando a la conclusión de que aquel objeto brillante se trataba de una estrella refractada.
El suceso de los OVNIs de Washington fue incluido en el Proyecto Libro Azul como un suceso de carácter eventual y se describió de la siguiente manera:
"Espejismos generados por la doble refracción atmosférica, y los efectos visuales fueron fenómenos puntuales producidos por una lluvia de meteoros".
Esta lluvia de meteoros que se produce desde mediados de Julio y alcanza su máximo la noche del 12 de Agosto, siendo una de las lluvias más intensas del año, concuerda con las visiones de objetos que se desplazaban por el cielo a elevadas velocidades.
Perseidas fotografiadas en su noche de máxima intensidad. Fuente: La Vanguardia |
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