lunes, 13 de mayo de 2019

El ingeniero de los Urales


En los casos de ufología contemporánea siempre hay presentes historias que parecen sacadas de un libro de ciencia ficción, donde explican escuetamente las peripecias de científicos y espías que durante la Segunda Guerra Mundial y Guerra Fría trabajaban para escudriñar los secretos más profundos de las nuevas tecnologías de la Unión Soviética y Estados Unidos.


Fuente: Fandom


Una de estas extrañas historias que tiene solo como base de la misma las instalaciones de un laboratorio ubicado en la escarpada zona montañosa rusa de los Urales.

Curiosamente, el detonante de la historia lo realiza la revista alemana Frankfurter Illustrierte, publicando en el año 1954 algunos artículos sobre una supuesta zona de ingeniería donde se estaban fabricando Platillos Volantes para la Unión Soviética durante la época de la Segunda Guerra Mundial.

En base a lo publicado por Frankfurter Illustrierte, un científico nacido en Alemania conocido como Horst Pinkel, habría trabajado en secreto en un proyecto conjunto, donde Alemania y Rusia intercambiaban proyectos y datos sobre nuevos elementos y aleaciones durante el año 1928. Y aunque el científico alemán jamás regresó a su tierra natal, Alemania, fue famoso por ser uno de los pioneros en trabajar en el área de las altas frecuencias de energía.

Éste creía en la existencia de un tipo de rayo de frecuencia estable y que se podría controlar para utilizarse para fines civiles y militares, teniendo así una fuente de energía inagotable para las ciudades europeas.

En primera instancia, en 1930 se le otorgó tanto a el como a su equipo, las instalaciones de un edifico gubernamental situado en las afueras de la ciudad de Kaluga.
La investigación y desarrollo de elementos para el control de estos extraños rayos había avanzado significativamente los siguientes ocho años, y en 1942 fue de nuevo trasladado con su equipo al distrito Belaya de los montes Urales.

Zona donde fue construido uno de los laboratorios más secretos y herméticos de Rusia, ya que en ese mismo lugar, el dirigente soviético Iosev Stalin ansiaba que Pinkel le construyese un arma novedosa para poder plantar cara "a todo enemigo que osara desafiar a la madre Rusia."

Lo más destacado de esa época sería la fuga de un agente de inteligencia americano, que llevaba consigo valiosa información sobre la aleación descubierta por Pinkel, y la fórmula que había desarrollado para poder obtenerla y poder fabricar una máquina que es capaz de usar la energía de aquellos misteriosos rayos de energía.

El informe de este agente fugado, explicaba con todo lujo de detalle como en 1948 los ingenieros soviéticos a las órdenes de Horst Pinkel ya habían podido desarrollar y fabricar cinco aeronaves de forma discoidal, y que todos y cada uno de ellos eran capaces de alcanzar grandes velocidades.

La verdad es que no se sabe si realmente existió la figura de Horst Pinkel, y el desarrollo de su extraña formula para crear una aleación superconductora; al igual que de momento tampoco se sabe nada sobre la existencia de un laboratorio en la zona de Belaya.


Fuente: Comunicae


Este texto está escrito en base a la publicación: El misterio del platillo de Pinkel, del libro "Expediente Soviet Ufo" de Paul Stonehill y Philip Mantle.



Como se puede observar en el escrito, se dan solo algunos nombres y ubicaciones sin poco más detalle de los mismos, información que no se puede contrastar y que por tanto es complicado catalogarla como "veraz", ya que el mundo de la ufologia está lleno de estos "textos" que le dan más "interés" al fenómeno OVNI.

Uno de estos escritos más famosos es el del desarrollo del platillo volante alemán Haunebú durante la década de los años 30.


Montaje digital de un Haunebú aleman. Fuente: www.noticias.yahoo.com


Hasta el día de hoy no hay pruebas palpables de la existencia de los famosos platillos de Pinkel, ni del control de la energía de los rayos, por tanto, y muy a nuestro pesar, esta historia seguirá siendo una de tantas que solo adornan la mitomanía de los OVNIs, pero no aportan nada para conocer un poco más la supuesta existencia de estos objetos voladores.

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